Fundamentos Pedagógicos

En el Instituto Terranova tenemos la certeza de que brindar una educación de calidad es el mejor legado para la vida de nuestros estudiantes, y eso nos motiva a seguir trabajando para llegar a las más altas metas de formación integral.

Buscamos formar personas equilibradas, intelectualmente competentes, incansables en la búsqueda de la verdad y con deseos de superación. Al mismo tiempo, personas espirituales, compasivas y comprometidas con la justicia; solidarias, reflexivas, que actúan positivamente para mejorar el medio ambiente y la sociedad en la que viven.

Para ello, impartimos una formación basada en la Pedagogía Ignaciana con tres metas fundamentales:

  • Excelencia formativa
  • Excelencia académica
  • Excelencia personal

En el Instituto Terranova nutrimos el proceso de aprendizaje y de crecimiento personal de cinco fundamentos ignacianos clave:

La enseñanza que impartimos parte de una verdadera experiencia formativa, en la que movemos a la persona toda (mente, corazón y voluntad) a un acercamiento cognoscitivo de la realidad, y al mismo tiempo a que se utilice dicha experiencia con un acercamiento afectivo, que implica la imaginación y los sentimientos.

En nuestro proceso de enseñanza la reflexión es la clave del paso de la experiencia a la acción. En el Terranova la memoria, el entendimiento, la imaginación y los sentimientos se utilizan para captar el significado y el valor esencial de lo que se está estudiando para descubrir su relación con otros aspectos del conocimiento y la actividad humana, y para apreciar sus implicaciones en la búsqueda continua de la verdad y la libertad.

Guiados por el dicho “el amor hay que ponerlo más en las obras que en las palabras”, impulsamos a nuestros estudiantes a pasar de la decisión a los hechos y a obrar coherentemente con lo que se ha aprendido. Después del proceso de reflexión personal y humanizadora, la voluntad de nuestros estudiantes les lleva a realizar acciones interiores (opciones personales hacia valores y actitudes) y a desarrollar también acciones exteriores coherentes con éstas (compromisos humanos, sociales y culturales).

Alentamos a nuestros estudiantes a no contentarse con la mediocridad, por ello la evaluación es integral. Es decir, paralelamente a la evaluación académica, nos preocupamos por el desarrollo equilibrado de nuestros estudiantes como “personas para los demás”, eso significa evaluar su nivel de maduración, su capacidad de reflexión y sus actitudes. Igualmente, promovemos su capacidad de evaluar sus propios procesos y resultados del aprendizaje, adquiriendo esquemas personales que les pueden servir en futuras situaciones y circunstancias.

La experiencia humana nunca ocurre en el vacío, por ello nuestro modelo contempla como esenciales la atención personal y la preocupación por el individuo. Identificamos y valoramos el contexto concreto en el que tiene lugar el enseñar y el aprender.